domingo, 14 de abril de 2013


Readaptación, el inicio de la vida de Oswaldo

Puebla •
El menor fue dado de alta del Hospital Militar tras 19 meses de estar internado para atenderle heridas ocasionadas por la explosión de una granada
Coronango  • Oswaldo Zamora Barragán salió este viernes del Hospital Militar de la Ciudad de México sin que su pierna izquierda haya logrado su recuperación en los huesos del empeine.
Necesita de más injertos para poder apoyar bien la pierna, ya que para caminar requiere, además de la prótesis de la pierna izquierda, una férula en la pierna derecha que lo sostenga, señalaron los padres del menor, en entrevista con Milenio Puebla.

Oswaldo está a cuatro meses de cumplir 13 años. Este 12 de abril fue su primer día fuera de un hospital, tras 19 meses de internamiento. Ahora tendrá que aprender a vivir con prótesis en el brazo y pierna derechos.

Zamora Barragán, niño de Petlalcingo (municipio ubicado en la Sierra Mixteca de Puebla), a quien hace dos años le estalló una granada en un campo cuando cuidaba a sus ovejas, arribó este viernes al municipio de Coronango, Puebla, llegó a vivir a la casa que el gobernador del estado, Rafael Moreno Valle Rosas, le cedió hace casi 18 meses.
Este viernes fue dado de alta del Hospital Central Militar, a pesar de que sus padres se negaron a firmar la aceptación de una indemnización de 576 mil pesos que el Ejército les ofreció. La justificación que recibieron de la Secretaría de la Defensa Nacional es que la institución había gastado ya tres millones de pesos para su rehabilitación.

Bernardo Zamora, padre de Oswaldo, dijo que Michell, jefe de Pediatría del Hospital Militar reportó al niño al 100 por ciento de su rehabilitación y determinó que estaba listo para hacer su vida cotidiana.
Detalló que de última hora lo citaron este jueves junto con su esposa en una sala de juntas del nosocomio, donde escucharon a funcionarios de una de las subsecretarías del gobierno de Puebla, militares, Províctima y de Derechos Humanos para escuchar el balance del tratamiento médico y gastos que ha generado la hospitalización de Oswaldo a la Sedena.

En una pantalla, explicó don Bernardo, quien desde los 16 años se ha dedicado a las labores del campo en su tierra y desde hace más de 10 años en los Estados Unidos de Norteamérica, le alistaron la cuenta de los tratamientos y hospitalización que desde julio de 2011 el menor ha causado al Ejército, ascendiendo a los tres millones de pesos, más 50 mil pesos de alimentación en los dos años por las comidas que los padres y su otro hijo han causado, entre otros insumos.
“Dejé que las autoridades hablaran, no objeté nada porque después se quejan de que protesto y actúo con prepotencia; pero los funcionarios de Províctima y Derechos Humanos nos ignoran totalmente, sólo se basaron en lo que las autoridades militares señalaron y que para ellos sólo les preocupaba que la cuenta siguiera incrementándose, cuando mi hijo requiere de concluir su rehabilitación”, precisó.

Uno de los argumentos que las autoridades castrenses dio a la familia Zamora Barragán y a las autoridades gubernamentales es que se estaban violando los derechos de los niños, de ser libres y cumplir con actividades acordes a su edad.
Zamora Barragán desechó las acusaciones de las autoridades militares de pretender tener a su hijo más tiempo en el hospital, ya que su única intención es que quede completamente rehabilitado y dos años no son suficientes, afirmó.
Sabedor de que este viernes tenía la obligación de abandonar el hospital, porque las autoridades castrenses así lo ordenaron, salió a las 7 horas para buscar un taxi y sacar a su hijo, porque ni ambulancia ni vehículo oficial del Ejército le prestaron para trasladarse a Puebla, es más, cuando buscó la unidad del servicio de alquiler y se puso de acuerdo en el cobro con el conductor, observó cómo su esposa e hijo eran jaloneados por uno de los soldados, ya que pretendían que no abandonara el hospital hasta que firmara la aceptación de la indemnización, cuando el acuerdo había sido que sólo firmaría el alta, pues no estaba conforme con los 576 mil pesos que pretende el Ejército pagar para la sobrevivencia del menor.

El actuar de los militares quedó evidenciado por un medio de comunicación, el cual se ofreció a trasladar a Oswaldo, a sus padres y una prima a Misiones de San Francisco en Coronango, donde el mandatario de Puebla le cedió una vivienda amueblada, en la cual el menor se encuentra contento y accede a dar entrevistas, gustoso de conocer gente nueva, y de platicar lo que ha vivido a partir de la mañana del 18 de julio de 2011, cuando por accidente tocó una granada que fue olvidada en los campos de adiestramiento en el lugar conocido como Cacahuatepec, perteneciente a Petlalcingo, el pasado 18 de julio de 2011 pisó una granada cuando cuidaba a sus ovejas.
Don Bernardo consideró que han sufrido humillaciones, incluso en ocasiones le preguntaban a su hijo qué le había pasado, y cuando les contestaba que le había estallado una granada, la respuesta inmediata era agresiva porque le decían que le había pasado por inquieto, por tocar cosas que no debía.
“Siempre les contesté que quizá somos ignorantes y por eso a mi niño le pasó eso, pero el daño fue causado por la granada que dejaron y si no sabía qué era y por eso la tocó es porque son cosas que nunca usamos”, comentó con voz entrecortada por la impotencia de no responder a todas esas críticas y ataques que han sufrido constantemente.
Los 576 mil pesos que pretenden que acepte como indemnización, dijo el padre de familia, no son suficientes para sacar adelante a su menor hijo.
“Desde un principio nos ofrecieron, se negaron a dar una indemnización, después nos ofrecieron 174 mil pesos, meses después 280 mil, llegaron a los 417 mil y ahora 576 mil, yo sé que mucha gente ha de pensar que estoy lucrando con lo que le ha pasado a mi hijo, pero no es así, sólo pretendemos que nuestro hijo tenga asegurada su existencia médica, no es fácil para él, aunque se ha aceptado como es en estos momentos, pero aún le falta ayuda psicológica y médica”.

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