miércoles, 22 de julio de 2015

Arte en Lengua de Señas



Artista local invade parque de Nueva York con obra en lengua de señas
Durante una semana, Francisca Benítez realizó diferentes acciones de arte en High Line Park con público sordo y oyente.

Denisse Espinoza / 20/07/2015 - 06:30
















Se inició en 2012 como un experimento, resultado de
la residencia que realizó en Londres, tras ganarse la 
Beca AMA de la fundación de Juan Yarur. Pero 
luego de tres años, Francisca Benítez (1974) 
convirtió la lengua de señas en una herramienta 
más de su quehacer artístico. El interés surgió de 
su historia familiar, al darse cuenta de que a pesar 
de tener un padre sordo, nunca intentó aprender 
la lengua de señas. Fue entonces que decidió 
como ejercicio artístico y social convertir el 
Museo de Artes Visuales (MAVI) en una escuela 
de lengua de señas. Ahora, Benítez replica el 
experimento al aire libre:  la semana pasada, 
la artista invadió The High Line Park de Nueva York 
con una serie de acciones que integraban danza, 
improvisaciones y clases de lengua de señas.


La obra titulada Contigo apoyándote en mi y con-
migo apoyándome en ti, avanzamos, se presentó 
como encargo del programa de arte público de 
The High Line Park, un nuevo parque urbano de 
2,33 kilómetros construido sobre una línea de metro 
en desuso que fue inaugurado recién en septiembre 
pasado y que se ha vuelto  paseo obligado de turistas 
y vecinos. En tres días, la artista recorrió, junto a 
nueve artistas sordos, el circuito realizando 
sus acciones en lengua de señas. También invitó 
al bailarín Lehum Sbarra a realizar una improvisación 
de danza. “Quiero  crear nexos entre el mundo Sordo 
y el oyente y es en las artes visuales, como terreno 
de libertad y experimentación, que encuentro el 
espacio perfecto para hacerlo y multiplicar el 
impacto”, dice Benítez quien se formó como 
arquitecta, pero que desde 1998 vive y trabaja en 
Nueva York haciendo arte. 
“Me llama la atención la ignorancia del público 
general sobre la experiencia Sorda, y a través de mi 
trabajo pretendo crear conciencia, puntos de acceso 
y entendimiento mutuo”.

La obra no pasó desapercibida e incluso el diario 
The New York Times reseñó el trabajo de Benítez, 
destacando su capacidad de “convertir las fronteras 
en arte”,  y cómo algunos gestos de la performance 
estaban “perdidos en la traducción, pero llenos 
de pasión”, anotó la crítica Gia Kourlas.

En el pasado, la chilena ha investigado sobre 
la cultura judía en Nueva York exponiendo sus 
fotos y videos en Sao Paulo, Barcelona y Santiago, 
donde también en 2011, llenó la galería Die Ecke 
con más de 500 tarros de dulce de membrillo, 
como forma de volver  patrimonio el trabajo 
artesanal de su familia. Ahora, la performance 
en The High Line Park  se suma al ejercicio en 
Lengua Sorda que realizó en junio en la Bienal 
de La Habana, donde con colaboración de la 
Asociación de Sordos de Cuba, reprodujo 
en lengua de señas un poema  del cubano 
Nicolás Guillén. “Esta serie de acciones 
colectivas llama a usar el cuerpo en todo su 
potencial comunicativo”, concluye Benítez


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