domingo, 21 de noviembre de 2010

LOS COLORES Y LAS PERSONAS CIEGAS PARTE 1

Por Graciela A. Sedó*

Los colores y las personas ciegas


¿De qué le sirve a una persona ciega conocer los colores?...

Esta es la pregunta de la que parte la autora para sorprendernos con una serie de respuestas que, una vez que las pensamos, resultan obvias y pueden resumirse muy sintéticamente: para estar integrada en un mundo en el que el color es una parte muy importante de la vida.


Este artículo pertenece a una serie de experiencias, testimonios y reflexiones sobre las preguntas más habituales que me hacen las personas "que ven" acerca de ciertas fantasías, mitos y curiosidades en relación a las personas que "no vemos":


- ¿Cómo imaginamos los colores las personas ciegas?


- ¿Somos capaces de percibir el color al tacto?


- ¿Para qué nos sirve saber los colores?


- ¿Se puede nombrar los colores en presencia de una persona ciega?


En verdad, vivimos en un mundo que se despliega ante nosotros en colores. Tanto la naturaleza como los objetos hechos por el hombre se nos manifiestan en colores: el cerro de los siete colores, el turquesa o verde esmeralda de los mares, los "mil distintos tonos de verde" de los paisajes, el azul profundo de los cielos nocturnos, el arco iris después de la lluvia, un crepúsculo rojizo desapareciendo en el horizonte...


Los colores que impone la moda en esta temporada para nuestro vestuario, la combinación de los colores en un plato de comida que "nos entra por los ojos", ciertas señales o símbolos universales que se presentan de algún color determinado (por ejemplo, el rojo como señal inequívoca de prohibición o peligro). Entonces, ¿cómo influye en la vida de las personas ciegas el vivir en un mundo de colores?


El que una persona ciega desconozca información acerca de los colores provoca que se vea interferida su integración natural en la sociedad, ya que en ciertas ocasiones queda al margen en situaciones cotidianas por desconocer este tipo de información; no por carecer de visión, sino porque su entorno (familia-maestros) no repara en la importancia de este tema, sin darse cuenta de que incrementan una desventaja, aumentando innecesariamente la discapacidad.


Cuando se trata de una persona que ha visto y por distintas razones pierde la visión, nos referimos a que ésta ha conocido los colores y su uso. Sólo bastará entonces con hacer que la persona ciega recuerde, evoque, establezca relaciones entre el color que no puede percibir y las características táctiles, olfativas, etc., de los objetos que puedan ser apreciados por ella, pero que serán asociados al color apelando a su memoria. Por ejemplo: el pullover con tejido trenzado es azul, el liso de angora es negro, el lápiz labial con tapa cuadrada es el rosado y el de tapa cilíndrica es color bronce.


Sólo deberá recordar los colores que había aprendido cuando veía y ahora, en esta nueva condición, memorizarlos o marcar los objetos que le sea relevante reconocer, como maquillaje, calzado, carteras, vestuario, etc., puesto que una persona ciega tiene derecho a conocer esta información y a elegir con libertad y autodeterminación el modo en que utiliza y combina los colores en la elección de un regalo, la decoración de su casa, su propia vestimenta, etc. (estrategias de adaptaciones de los elementos de acuerdo a criterios personales de cada individuo).


En el caso de una persona con ceguera desde el nacimiento, el trabajo es más intenso y complejo, dado que nunca ha percibido el color. Por lo tanto, no puede evocar lo que no conoce. Pero es una información que debe poseer para desenvolverse con fluidez en un mundo visual. Por este motivo, desde muy pequeños a los niños ciegos hay que procurarles estos datos cualitativos de los objetos que son tan relevantes como otros (forma, tamaño), especialmente de aquellas cosas que siempre son del mismo color o a las que convencionalmente se les otorga uno, por ejemplo: el color verde se asocia a todo lo vegetal, el sol es amarillo, el cielo celeste, la tierra marrón, etc.


La importancia de conocer el color de los cabellos, de la piel y el color de sus ojos y los de mamá y papá. Bajo ningún concepto se debe omitir este tipo de información por considerarla "demasiado visual", puesto que es absolutamente necesaria para construir un conocimiento más acabado de los objetos. ¿A qué nos referimos cuando decimos que algo es de color fuerte, chillón, suave o claro? ¿Qué significa que un objeto es de color flúo, metálico, brillante, opaco o pastel? ¿Qué es brillantina, purpurina o satinado?

Los colores y su relación con la vida cotidiana en la que se desenvuelve una persona ciega ofrecen un infinito abanico de información que es muy necesario que conozca a medida que va creciendo y se pone en contacto con los elementos. Esto se puede estimular si los profesionales que intervienen en la educación y rehabilitación de las personas con discapacidad visual, en conjunto con sus familias, contribuyen a brindar este conocimiento que colabora con la inclusión social de las personas ciegas.


* Graciela A. Sedó es Profesora Especializada en Discapacidad Visual, Técnica en Cerámica Artística, Licenciada en Educación Especial, capacitadora del Instituto En Seña y Coordinadora del Grupo de Capacitación para el interior del país.

E-mail: info@en-sena.com.ar

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