lunes, 22 de noviembre de 2010

LOS COLORES Y LAS PERSONAS CIEGAS ÚLTIMA PARTE


El tibio conejo blanco


En una clase de primer grado, en una escuela primaria común, la maestra del grado proponía a los alumnos del curso, donde se encontraba una niña ciega integrada, que describieran las características de los animales que había llevado a la clase con el fin de trabajar clasificaciones y características. Después de haber explorado otros animales, a las manos de la niña ciega, llegó un pequeño conejo, el cual exploró detenida y minuciosamente.



Posteriormente, la docente pide a todos los alumnos que comenten las particularidades de los animalitos, mientras ella anotaba en forma de lista lo que los chicos decían. Al llegar el turno del conejo, los niños expresaban que el conejo era blanco, de ojos rojos, orejas largas, nariz movediza, etc.


Al preguntarle a la alumna ciega, ella agregó: suave, peludo, tibio, y que sentía que el corazón le latía muy rapidito: taca, taca, taca, taca... Los niños que veían al conejo, describieron aspectos del animal que se perciben visualmente. En cambio, la niña ciega, reparó en características táctiles que también se ajustan a la descripción del conejo, pero que sólo se aprecian por otra vía de acceso, como el tacto.


Está comprobado que la información visual que se percibe impregna más rápidamente, puesto que el sentido de la vista ocupa el 80% de la percepción total, siendo éste un sentido global y sintético. La exploración de los objetos que realizan las personas ciegas requiere una mayor organización y más tiempo para incorporar la información, dado que el tacto es analítico y lineal. No se trata de que un modo de percibir, táctil o visualmente, sea mejor que otro. Simplemente son diferentes. Diferentes y complementarios.



El color blanco es una propiedad del conejo que se aprecia con la vista, pero la temperatura, la suavidad o el peso sólo se pueden percibir por el tacto. Esta experiencia de integración enriqueció a todos los actores intervinientes en un trabajo grupal y cooperativo donde, entre todos, intercambiaron información necesaria para completar el conocimiento aportando cada uno lo suyo.


El abrigo rosa de Hernán



En una salita de jardín de infantes, a un niño su mamá lo vestía frecuentemente con un buzo de color rosa. Cierto día, la maestra le comenta a la mamá que era notorio que ese bucito era de una hermana mayor del niño, a lo que la madre responde: "Como Hernancito no ve, no se da cuenta de que el buzo es de nena, total, abriga lo mismo".


Todos sabemos que, en verdad, abriga lo mismo, pero en esta sociedad a la que pertenecemos, el color rosa simboliza lo femenino, así como el celeste lo masculino, especialmente cuando son bebés o niños y niñas pequeños, así como el negro representa el luto, el blanco la pureza. No se trata de valorar positiva o negativamente el uso de un color, sino el simbolismo que posee.



La persona ciega tiene derecho a saber qué representa en esta sociedad el valor relativo o contextual que tiene un color. Por ejemplo, si una persona concurre a una entrevista laboral, lo convencional es que el vestuario sea de tipo formal; por el contrario, si se presenta con traje de baño o de payaso, o con el pelo teñido de verde, camisa naranja con rayas violetas y pantalones dorados con lunares turquesa, no es lo esperable en ese ámbito, salvo que su intención sea llamar la atención, hacer el ridículo o que lo tomen por loco.



Por eso es extremadamente importante que la persona ciega posea la mayor cantidad de información sobre el color para que pueda decidir con libertad y autodeterminación lo que crea más conveniente, porque es muy diferente elegir poseyendo toda la información a que otros lo hagan por uno.



Galería de pintores


En mi experiencia como docente en el área de Plástica, algo que a todos los chicos les gusta es pintar con pinceles y témperas. A los ciegos también. Mientras juegan a ser pintores, ejercitan la motricidad fina de sus manos, lo que les permitirá adquirir movimientos más precisos para, por ejemplo, manejar mejor los cubiertos o tomar la lapicera para firmar.



Mientras estos artistas del pincel diseñan sus obras, reforzamos los conceptos de línea, ritmo, verticalidad, horizontalidad, paralelismo, perpendicularidad, izquierda, derecha, lo superior, lo inferior, lo externo, lo interno, superficie, límites, etc. La actividad del taller permite trabajar con las manos y al mismo tiempo conversar y contarnos que aunque no veamos o veamos muy poquito los colores existen, y todas las cosas en este mundo son de algún color.



Los chicos tienen que saber de qué color son sus objetos personales, su cabello, su piel, sus ojos, su casa, el auto de la familia, etc. Estuvimos investigando con ellos sobre las cosas que siempre son del mismo color y descubrimos éstas:



Roja es la pasión y las rosas rojas, la sangre y el corazón; rojo es el diablo y la camiseta de Independiente, hay manzanas rojas y verdes.



Amarillo es el sol y las hojas de los árboles en el otoño, la cáscara de las bananas y las peras son amarillas.



Verde es el pasto y también la esperanza.



Azul es el cielo y la camiseta de Boca es azul y amarilla.



La zanahoria es naranja y la naranja, naranja es.



Las personas ciegas o disminuidas visuales necesitan esta información y tienen derecho a poseerla para poder decidir, por ejemplo, cómo combinar la ropa, pintar su casa, elegir las cortinas, maquillarse, teñirse el pelo o elegir un regalo para un amigo. Entre todos aprovechemos cualquier situación cotidiana para brindar esta información sobre los colores a nuestros niños.



Por Graciela A. Sedó*

* Graciela A. Sedó es Profesora Especializada en Discapacidad Visual, Técnica en Cerámica Artística, Licenciada en Educación Especial, capacitadora

Instituto En Seña y Coordinadora del Grupo de Capacitación para el interior del país.

E-mail: info@en-sena.com.ar

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