
Dos de los niños fallecidos eran de nacionalidad española y un tercero era guineano. Los cuerpos sin vida de los menores fueron hallados a las 9.05 horas de la mañana del lunes 15 de agosto de 2011 en las instalaciones del Centro de Acogida de Valladolid, cuando dos empleadas del centro llegaron al recinto para comenzar su jornada laboral. Encontraron a la otra monitora y presunta autora "inconsciente" y a los tres menores fallecidos.
La monitora con iniciales G. L. B de 55 años, tenía heridas en cabeza, cuello y muñecas, ocasionadas por el intento de suicidio, fue trasladada al módulo de Vigilancia Penitenciaria del Hospital Clínico de Valladolid, donde presentó declaración.

El Juzgado de Instrucción número 1 de Valladolid ordeno el 16 de agosto del 2011 el ingreso en prisión sin fianza de la monitora de 55 años G.L.B., como supuesta autora de la muerte de tres menores hallados sin vida en un centro para niños con discapacidad situado en Boecillo (Valladolid).
La monitora, en su declaración manifesto que no recuerda lo que ocurrió en el momento preciso de las muertes de los pequeños y que sólo quería morirse, han precisado fuentes próximas al caso.
Después de la trajedia se reunierón la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, Milagros Marcos, y el alcalde de Boecillo (Valladolid), Pedro Luis Díez Ortega, para analizar cual sería la situación de El Centro de Acogida de Valladolid y han apostado por la continuidad del centro de acogida en el que residían los tres niños discapacitados que presuntamente fueron asesinados por una de sus cuidadoras, mientras que el fundador de Mensajeros por la Paz, el Padre Ángel García Rodríguez, ha preferido dar tiempo a esa decisión.

La principal actividad en sus inicios fue la creación de hogares funcionales para acoger a niños y jóvenes privados de ambiente familiar o en situación de abandono, proporcionándoles el medio más parecido al de una familia, en el que desarrollan su vida y formación integral de un modo eficaz, garantizando su presencia en la sociedad sin discriminación y sin marginación. Con el paso de los años ha ido ampliando sus actividades a otros sectores sociales desprotegidos: las mujeres víctimas de violencia doméstica, las personas con discapacidad, enfermos mentales, y las personas mayores que viven en soledad, abandono o indigencia.
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