Redacción SDPnoticias.com
lun 13 may 2013 10:23
Los
ruidos mayores a 80 decibeles de manera constante pueden causar
sordera, pues cada vez que el oído se expone a ruidos fuertes, las
células auditivas mueren eliminando de a poco la capacidad de escuchar.
La Comisión de Salud de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal prepara una propuesta de ley que sancionará
no sólo a quienes entren a comercializar en el Metro, lo cual ya es un
delito, sino que perseguirá a las autoridades que permitan que así
suceda.
“Buscamos mayores sanciones porque la
autoridad es omisa; no se puede vender en el Metro y este estrés ya es
un problema de salud pública. En nuestros recorridos vemos que la gente
ya está dispuesta a golpearse”, aseguró Orlando Anaya del grupo
parlamentario del Partido Acción Nacional y miembro de la Comisión de
Salud.
De acuerdo con Laura Gutiérrez Valdés, audióloga de la UNAM, los ruidos mayores a 80 decibeles de manera constante pueden causar sordera,
pues cada vez que el oído se expone a ruidos fuertes, las células
auditivas mueren eliminando de a poco la capacidad de escuchar. Esto lo
sostiene la Organización Mundial de la Salud, que considera los 50
decibeles como el límite superior deseable.
“El uso constante de un estimulo
auditivo que llegue a más de 100 decibeles nos provoca un daño; puede
ser agudo, es decir, provocar una sordera de momento, o crónica, tan
solo por escuchar estos ruidos todos los días en el Metro que ya de por
sí es ruidoso”, asegura.
Pero además, el ruido afecta de manera
psicológica. De acuerdo con Ángeles Sánchez, miembro del comité de
Difusión de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, provoca estrés y
ansiedad.
“Los ruidos a ese nivel generan
ansiedad. Es lo principal. Las neuronas se irritan y pueden generar
molestia física como dolor de cabeza. Los síntomas de la ansiedad son
zumbidos en los oídos, mareos, náusea; puede haber palpitaciones o
dolor, además de piquetes en la cabeza o el pecho, lo que en el mejor de
los casos genera más hambre, pero disminuye la productividad”,
sostiene.
Este estrés repercute en el ánimo para
ir a trabajar o al llegar a casa con la familia, pues genera un estado
de fastidio y tensión que nos lleva al mal humor, dice.
Con información de Publimetro
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