"Me negaron la custodia por mi discapacidad visual,
como si no discapacidad visual, como si no fuera capaz de cuidar a
mis hijos"
Raúl, con su perro guía por la calle. (David Sirvent)
* Raúl, con un 5% de visión, reclama la custodia compartida
de sus hijos.
* Una jueza se lo negó por su "deficiencia
visual".
* Asociaciones de padres y de personas con discapacidad solicitan
que la discapacidad no sea un motivo de "discriminación" en
divorcios.
Raúl Fernández (41 años) acaba de inventarse un truco para
que sus hijos salgan a la calle a pasear al perro sin hacer ruido y no molestar
a los vecinos. Es "el juego del silencio". Consiste en coger los
abrigos, ponerle el arnés a Roy (la mascota de la familia) y montarse en el
ascensor haciendo el mínimo ruido posible. "El que gane tendrá un
chupa-chups", les promete.
Gabriel (el pequeño, de 3 años), busca su abrigo mientras
que Mar (4 años), acaricia a Roy. Vera, la mayor (5 años), permanece ocupada
terminando de colorear un dibujo. Se lo enseña a su padre y le dice: "La
he cambiado el color del pelo porque no tenía rotulador negro". Raúl
acerca el papel a su cara y lo mira unos segundos: "¡Qué bonito, si has
pintado una muñeca rosa! Parece la novia de D'Artacán. Venga, vámonos ya, que
está oscuriciendo". Vera nos mira con gesto cómplice. Sabe que su padre
apenas habrá distinguido unas pocas formas y colores del retrato, puesto que es
ciego de un ojo y en el otro solo tiene un 5% de visión, aunque a ella eso
parece darle igual.
Salen a la calle con Roy (que en realidad es un perro guía
adiestrado por el propio Raúl) y empiezan a jugar. Al final, Raúl les compra un
chupa-chups a los tres. Mientras, cuenta su historia. Hace tres años se
divorció de su mujer, con quien se acababa de mudar a Madrid desde su Asturias
natal. Su hijo pequeño era un recién nacido y él deseaba la custodia de los
tres, pero la jueza encargada del caso se lo negó amparándose en su vista
limitada. "Me negaron la custodia de mis hijos por mi discapacidad visual,
como si no fuera capaz de cuidar de ellos. Llevo con este problema desde que
tenía siete años y siempre he sido autosuficiente. Soy perfectamente capaz de
desenvolverme. Y un ciego completo también", asegura.
La Asociación de Padres Divorciados asegura que se trata
una discriminación "de libro"Harto de que nadie le hiciera
caso, decidió pedir consejo a la Asociación de Padres Divorciados en Acción
(PAMAC), que no dudan en definir su problema como un caso de discriminación
"de libro". En la sentencia de la jueza se puede leer, de forma
expresa, que "el padre adolece de una deficiencia visual que le dificulta
para hacerse cargo de tres niños tan pequeños, motivo por el cual se considera
más beneficioso para los tres menores que permanezcan juntos bajo la custodia
materna". Raúl se enerva cada vez que lo cuenta. "Ahora resulta que
no puedo hacerme cargo de ellos. Entonces que me expliquen cómo me las apaño
los martes, jueves y fines de semana que me dejan verlos", comenta.
"Soy de
fuera y estoy solo en Madrid. No tengo a nadie. Únicamente a mis hijos",
afirma. Su reclamación, sin embargo, no es un grito en el vacío. Aparte de las
protestas de PAMAC, otras asociaciones como el Comité Español de Representantes
de Personas con Discapacidad (CERMI) llevan tiempo reclamando al Ministerio de
Justica medidas para que la discapacidad no suponga en ningún caso
discriminación o trato desfavorable en las decisiones judiciales sobre custodia
de los hijos. Según este colectivo, son "muy numerosas" las quejas de
padres y madres por este tipo de asuntos.
"Lo que se busca es la idoneidad"
El tema es polémico y da lugar para interpretaciones, ya
que "no hay ninguna ley que impida hacerse cargo de unos hijos por
discapacidad. Lo que sí se busca es la idoneidad, que la persona en cuestión
pueda darles todo lo que necesiten, y eso no queda impedido por una deficiencia
visual", asegura Felipe Tejero, letrado, a 20minutos.
En el caso de Raúl, él mismo reconoce que se orienta bien
por casa, pero que en la calle tiene más problemas. Hay momentos en los que no
atina con la cerradura de la puerta o se lía atándose los cordones de las
botas. Otras veces, sin embargo, hace gala de una enorme pericia, como cuando
escucha ruidos imperceptibles para los demás. Además, se mueve rápido y con
energía. Se nota que hace deporte. Guarda dos bicicletas detrás del sofá,
herencia de su pasión por el ciclismo. También es judoca paralímpico con
medalla en Atenas 2004. Ahora trabaja vendiendo cupones de la ONCE, pero suele
dar cursos de entrenador de perros guía para la Policía.
Llevo meses sobreviviendo gracias a la ayuda que me pasa
mi familia desde Asturias No obstante, el logro que exhibe con más orgullo es
el cariño que le muestran sus hijos, reflejado en la propia sentencia de la
magistrada para justificar el amplio régimen de visitas del que disfruta:
"Se sienten muy unidos al padre, según se desprende del informe pericial
psicosocial emitido por el equipo técnico adscrito a este juzgado", se
puede leer en el fallo. Sus hijos le visitan todos los martes y jueves por la
tarde y fines de semana alternos. Esos mismos días, un par de asistentas
sociales del Ayuntamiento de Madrid le ayudan en las tareas de la casa y con
los niños.
"Lo que
hago es luchar por ellos", nos vuelve a repetir. Quiere recurrir la
sentencia, pero no tiene dinero para pagarse un letrado y desconfía del turno
de oficio. "La última vez que recurrí a uno no hizo nada. Soy mileurista,
y entre la pensión de alimentos y el resto de gastos tengo que pasarle a mi
mujer unos 700 euros al mes. Pago otros 600 euros por el alquiler del piso.
Llevo meses viviendo gracias a la ayuda que me pasa mi familia desde Asturias.
Podría volver, pero no quiero alejarme de mis niños", asegura.
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